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Deudas que se pagan

Deudas que se pagan

Dicen que todo plazo se vence y toda deuda se paga… No lo dudo, lo he visto en demasiadas ocasiones, a veces con alegría, otras con dolor, admitiéndolo como parte de la vida…

Por Tania Tinoco
Periodista.  Directora de Telemundo

Es difícil entender cómo alguien que compuso y escribió un himno de plenitud como “Gracias a la vida” (que me ha dado tanto…) buscó la muerte y se la provocó 1 año después.  Por fin Chile  decidió no cuestionar más su suicidio, sino homenajear la vida, la creación, poesía y canción, inaugurando un museo que lleva su nombre, donde se exhiben otras manifestaciones de su arte como pinturas, y bordados de tapices, dando al visitante, una idea más completa de quién fue Violeta Parra. 

La obra tardó décadas y fue la presidenta Michelle Bachelet quien la impulsó en su primer gobierno, dándole el empuje final en este segundo periodo “…para saldar la deuda de Chile con Violeta…”, según lo dijera en la inauguración del museo en Santiago. Tiene razón la Bachelet, pero no es solo Chile quien le debe tanto, sino América Latina y su folclor, ese que ella recuperó con su guitarra a cuestas para heredárnoslo.  Lástima que no todos lo puedan aquilatar, por la insensatez de cerrar el espacio a las raíces musicales que tenemos…

Por fortuna, y al menos en Guayaquil, hay una mujer con quien ya estamos en deuda, por defender como pocos el pasillo ecuatoriano.  Jenny Estrada, la historiadora, la investigadora, la mujer que hace rabietas cuando escucha que mariachis y no “lagarteros”, se contrataron para tal y cual festejo. Imbuida en su mundo de letras y notas,  está refugiada en el Museo Popular de la Música, en el icónico barrio de Las Peñas, respaldando a figuras como Fresia Saavedra, Naldo Campos y otros, supervisando la educación de niños y jóvenes becados por la municipalidad, para mantener vivo el pasillo, y dejar de mirarlo como si fuese propio de viejos y cholos.  El pasado 1 de octubre, con ocasión del Día Nacional del Pasillo, en homenaje al natalicio de Julio Jaramillo, varios espectáculos presentaron a nóveles cantores en quienes se afinca la esperanza de continuidad de la música nacional. Una dosis de nacionalismo  necesaria, porque como dicen los sabios,  “debes saber de dónde vienes para decidir a dónde vas¨.

Una lección que al parecer la aprendió pronto la ucraniana Svetlana Alexievich.  Periodista y escritora reconocida por su memoria del “hombre rojo” el de la extinta Unión Soviética, quien acaba de ganar el Nobel de Literatura.  Su pluma ha dado vueltas sobre las tristes historias del comunismo del pasado,  logrando un gran impacto internacional al publicar “Voces de Chernóbil”, describiendo cómo los soviéticos sufrieron casi en silencio esa tragedia ambiental sin parangón, registrada en 1986.  Cuando la llamaron a comunicarle que la Academia sueca le otorgó el Premio Nobel, dijo sentirse un poco desconcertada, recordando al escritor ruso Boris Pasternak, autor del Doctor Zhivago, quien por presiones políticas de la Unión Soviética, debió rechazar el Nobel en 1958. 

Dicen que todo plazo se vence y toda deuda se paga… No lo dudo, lo he visto en demasiadas ocasiones, a veces con alegría, otras con dolor, admitiéndolo como parte de la vida; esa vida a la que agradeció tanto Violeta Parra en su himno, que fue calificado años atrás, como “la mejor canción en español del siglo 20”. 

“Gracias a la vida que me ha dado  tanto, me dio 2 luceros que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes al hombre que yo amo…”.   Gracias a la vida, Violeta Parra.