Está con nosotros y lo primero que deja entrever es la palabra "glamour", voz inglesa que significa  atractivo y encanto.  Su cabellera, en tonos variados (del castaño al rubio), está recogida, peinada con sencillez y eso enmarca a la perfección su rostro de cristal, donde el maquillaje es tenue. Una cadena de los diamantes de Chopard se une al cuello para caer a sus espaldas en prolongada extensión, y los aretes, de los mismos 74 quilates, son estrellas en sus orejas perfectas. "Su traje Dior, Alta Costura", me dicta Anahita Moussavian del New York Post, "es blanco, pegado al cuerpo y luego se convierte en un fantástico y dramático traje de baile". Cierro mi laptop, pues las entrevistas han comenzado y he perdido parte de ellas por copiar la descripción de su vestuario y continuar admirando esa faz que intervino en Los juegos del hambre, cinta que no resaltó su esplendor físico. En persona, Jennifer Lawrence es mejor de lo que luce en la pantalla, esta no le hace justicia.

Como es de esperar, las preguntas han llegado por su atractivo: Usted luce grandiosa, lleva un traje espectacular… ¿Cuál fue el proceso de llegar a tal excelencia?, ¿cuántas personas la ayudaron? "Podría afirmar que fue extenuante. Me sentía como Steve Martin en El padre de la novia, eso de ver como trastornan la casa de uno y sentir que toda la familia interviene en el pleito. Aparecían mis amigos y yo andaba un poco bizca, presa de un caos. Recuerdo haberme levantado, probado el vestido, duchado y sujetarme al maquillaje, al peinado y de pronto… camino a los Oscares… ¡Jesús!”. 

Todo lo ha dicho con entusiasmo, llena de alegría. Entonces repica la pregunta de cajón: Su tropezón, su caída en las escalinatas que la llevaban al escenario… ¿Qué le pasó, realmente? 

Jennifer, junto a Bradley Cooper, en Silver Linings Playbook, cinta que la llevó a ganar el Oscar.

"¿Qué me quiere decir con eso? Mire mi vestido. Trate de subir con este traje. Pienso que el accidente se debió a que pisé la tela y aquello 'enceró' las escaleras. En ese instante me vinieron a la mente algunas malas palabras, frases que no puedo repetir". 

Satisfechas las curiosidades del momento y todas preguntadas por un coro femenino de voces, opto por entrevistarla, con solo dos preguntas: A los 22 años usted ya tiene su primer Oscar y dos nominaciones. ¿Piensa que está bien el haber logrado tanto éxito en los albores de su carrera?, ¿no le preocupa haber ascendido tan rápido? "A la primera pregunta le añado un 'espero que sí', y a la segunda le digo que ahora estoy preocupada. Me siento como si alguien buscase gente para burlarse de mí". Hay total sinceridad en sus respuestas, ha bromeado, ha reflejado asombro, éxito y más que nada, sencillez. El Oscar en sus manos jamás robó miradas, ella ha sido el galardón.