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El espejo 10x
Por Mar?a Fernanda Heredia Escritora
ecuatoriana
Hace unos d?as iba yo tranquila por
una tienda de cosas para el hogar, cuando de pronto me acerqu? a un
espejo de aumento de aquellos que se usan para el maquillaje. Este en
particular dec?a 10x. Fueron apenas 15 segundos de contacto y los
resultados fueron contundentes. ?Las tiendas deber?an anunciar con
precauci?n ese tipo de artefactos del infierno! En esos 15 segundos
frente al espejo m?gico me di cuenta de que tengo ?pecas, arrugas,
manchas, lunares, l?neas de expresi?n, granos y un ojo m?s grande
que el otro! Masoquista que soy, compr? el espejo y me lo llev? a
mi casa y despu?s de observar por en?sima vez cada peca y cada
arruga, me preocup? una mancha en la mejilla en la que no me hab?a
fijado, y que tiene algo de textura. Soy hipocondr?aca as? es que
enseguida pens? ?es una mancha letal, me quedan pocos d?as de
vida?. Tambi?n soy pesimista, as? es que me dije ?no tiene buen
aspecto, esto ir? creciendo y se convertir? en una verruga de un
kilo, tan grande que podr? ser vista desde el espacio?. A
continuaci?n hice algo prohibido en todos los manuales para
nerviosos: entr? a Internet y escrib? en el buscador ?manchas de
la piel?. En segundos aparecieron medio mill?n de p?ginas con
todo tipo de informaci?n, desde la m?s inofensiva hasta la m?s
truculenta, desde cosm?ticos que cuestan un ri??n, hasta remedios
caseros que incluyen sospechosas mezclas de detergente de ropa con
papaya. Antes de que la ansiedad se apoderara de m? ped? una cita
urgente con la dermat?loga. Al llegar a su consultorio ella me hizo
unas preguntas, me observ? minuciosamente y al rato me dijo: ?Es
una mancha de grasa, aparecen por razones gen?ticas y por exposici?n
solar, y son normales a tu edad... no te preocupes?. La ?ltima
frase me alivi?, en estos tiempos vale oro que te quiten una
preocupaci?n de encima. Lo de la grasa tampoco me impresion? y lo
gen?tico me pareci? comprensible. Pero no pude pasar por alto la
frase ?son normales a tu edad?. Record? ese momento inc?modo,
cuando pasas de la primaria a la secundaria y, sin ning?n tipo de
anestesia, tus profesores comienzan a llamarte se?orita. O ese
momento desconcertante, en lo mejor del desmadre de tu juventud,
cuando vas al supermercado con tus compa?eros de universidad a
comprar todo lo necesario para la fiesta y el cajero te lanza un
misil: ??Efectivo o tarjeta, se?ora??. Cuando la dermat?loga
pronunci? esa frase, ?a tu edad?, supe que no hab?a vuelta
atr?s. De camino a mi casa pens? en muchas cosas. La preocupaci?n
fue dando paso al an?lisis m?s hondo y me di cuenta de que si
tuviera un espejo 10x para observar en aumento todo lo que ha marcado
mi piel en estos 46 a?os, tendr?a que estar agradecida. A mi edad
me hago responsable por cada carcajada que me ha dejado arrugas, por
cada l?grima que me hinch? los ojos, por las tardes de sol en la
playa, por las ma?anas en el estadio del Aucas, por las emociones de
cada libro que le?, por la tristeza de las despedidas, por la
sorpresa del amor que lleg? cuando ya no lo esperaba, por las
madrugadas en que llegu? tan cansada que me dorm? sin
desmaquillarme. Me hago responsable de todas mis marcas, de todas mis
huellas, de lo que el sol y la lluvia hicieron conmigo, de la
impronta del amor y las ojeras del desamor. Me pondr? bloqueador
solar y prometo que seguir? todas las instrucciones de la
dermat?loga. Pero sobre todo prometo que ser? consecuente con las
emociones que, afortunadamente, me seguir?n dejando su huella en el
rostro y en el alma.